
El nerviosismo se apoderaba de mí, junto con el regocijo que provocaba el final de una larga espera.
Te me arrimaste suavemente, mientras no podía dejar de pensar en lo hermosa que te encontrabas, contrastando aquel difuso recuerdo grabado en mi memoria.
Mi Buenos Aires querido...
Pronto nos encontramos caminando por las angostas calles bonaerenses. Comienza a llover, y las gotas caprichosamente se agolpan impactando persistentemente aquellas aceras trizadas, fiel reflejo de la realidad de una sociedad que aún no se recupera del todo. ¿Qué marcas habrían quedado en esos delicados labios?
Con gusto acepto aquel cigarro. La ocasión, la noche y el frío lo convierten en una deliciosa compañía que se escurre entre nuestras bocas derrochando satisfacción.
No sabia hacia donde me llevabas, pero la verdad no me importaba, ya que el sólo hecho de desplazarnos en aquel escenario de fuertes evocaciones pasadas me reconfortaba.

Reconozco a lo lejos el cementerio de la Recoleta, y como luces rojas penetramos el tenue humo, apenas visible dentro de la inmensa oscuridad de aquella implacable sacridad. Pegados a aquellas paredes, atraídos por la corriente del mármol y el olor a humedad.
Fue entonces cuando te detuviste frente a un enorme vidrio polarizado que emanaba el reflejo de nuestra frágil figura. Siempre tan decidida y segura, no habías cambiado en lo absoluto. Nuevamente una mirada tuya me penetraba.
- Dale, ¿te animás?
Dejé caer la colilla del cigarro en un turbio charco. Tan sólo contribuía con la nueva estética de la sucia capital porteña.
- ¿Decíme, alguna vez te negué algo?
Habitación 501. Vaso con whisky argentino de dudosa calidad en mi mano. Camisa entreabierta. Y vos….vos parada mirando el zigzagueo de las gotas apuradas por el golpe del viento en la ventana. Tan segura y quebrantable a la vez. Tan simple y compleja.
Me acerco a tu espalda y acaricio tu pelo, aquel olor me trae los más hermosos recuerdos. El deseo arrasa con mi razón. Mis dedos se deslizan palpando tus hombros y mi pecho roza tu delicada silueta ¿Cuánto tiempo habría pasado desde la última vez?
Esa noche por fin volvía a ser el hombre del sudeste.